El crimen organizado no se fortalece solo

por Mónica Banegas

En los últimos meses los ecuatorianos hemos presenciado sicariatos perpetrados en contra de candidatos a concejalías, alcaldías, asambleístas y el pasado 9 de agosto hacia un candidato a la presidencia de la República.  Aquello que nos parecía lejano que suceda en Ecuador, -nuestra isla de paz- que veíamos  en canales internacionales cómo noticias criminales de países vecinos, ahora es nuestra realidad en el día a día. 

Cuando creíamos que uno de los peores males en política era la  violencia en las redes sociales y que ya vivíamos lo más  álgido y controversial, de los insultos, estereotipos y odio en el discurso de nuestra clase política, suceden crímenes que superan la tolerancia. La grave conmoción social y la crisis de representación que vive el país frente a la muerte del candidato presidencial Fernando Villavicencio supera cualquier límite, la crisis se profundiza cuando pasamos de la violencia simbólica y verbal en las redes y en los medios, a la violencia física y a la pérdida de vidas.

En varios eventos dentro y fuera del país, he debatido sobre el sistema electoral ecuatoriano, y respecto al financiamiento de la política, puntualmente sobre los aportes privados a la campaña electoral, se ha insistido en que deben ser transparentados para evitar el financiamiento ilegal. No sé cuánto tiempo más tenga que pasar o qué incidente mas desastroso tenga que darse en el país para que nuestras autoridades encuentren soluciones concretas, la inseguridad superó la ineptitud y la falta de estrategia. 

Es lamentable que solamente el día de los repudiables hechos nuestra clase política escribía mensajes de solidaridad a su familia y a sus amigos, condenaba el hecho y exigía a las autoridades de policía y de justicia ubicar a los responsables materiales e intelectuales y llevarlos ante la justicia. Al dia siguiente, - no tardaron mucho - en abordar discursos para  tratar de capitalizar la muerte de Villavicencio, tratando de captar los votos para su campaña y victoria personal. 

Lo tortuoso del asesinato de Villavicencio es la clase politica y los candidatos a la presidencia, tratando de buscar un culpable politico, en base a especulación, forzando tesis y hasta interpretando mensajes en redes sociales de sus opositores políticos.

Viene bien el contexto para traer al debate lo que conocemos cómo un falso positivo y un verdadero negativo. En Colombia,  se presentaba como guerrilleros muertos en combate a civiles inocentes para obtener beneficios y ascensos de los militares. 

En Ecuador,  frente al atroz asesinato de Villavicencio -independientemente que no compartan sus posturas políticas e ideología-, se nota un apuro por dar nombres de supuestos autores materiales e intelectuales. Mientras más rápido mejor, así se endosan los votos antes del día de las elecciones. 

Solamente en Ecuador podemos ver que el cadáver de un candidato presidencial tiene más y mejor seguridad que cuando estaba vivo; es notorio y evidente a todas luces que la seguridad falló, cualquier ciudadano con un mínimo de sentido común, sin necesidad de ser experto en leyes ni en seguridad para altos  servidores públicos y políticos,  puede evidenciar a través de los videos de libre circulación, la fallida seguridad  que recibía el candidato presidencial. 

Los falsos positivos y los verdaderos negativos aplicados de la ciencia médica caben muy bien en las ciencias políticas y más en el campo de la arena electoral. Varios líderes de opinión y políticos están trabajando por influir en el imaginario colectivo, intentando levantar la versión político-ideológica y la agenda frontal sobre sus opositores como actores intelectuales, ellos serían los más opcionados a ser culpables del asesinato, pero frente a la posición de qué este podría ser un falso positivo también existe la intención de direccionar los votos de Fernando Villavicencio, para conseguir una victoria electoral el próximo 20 de agosto. 

Pero todos sabemos que no hay crimen perfecto, el culpable siempre deja evidencia en el lugar de los hechos, Ecuador nos ha enseñado a lo largo de la historia y tal vez cuando ya no es oportuno, el delito y su autor siempre sale a la luz. 

Lo que nos parece inadmisible es el doble discurso y la doble intención de los candidatos,  al hacer un llamado a la paz y a evitar los discursos de odio y al mismo tiempo decir en las redes y a los medios de comunicación quienes según ellos, serían los sospechosos y autores del crimen, acusando a sus contrarios, con la intención de ganar los votos del candidato asesinado. 

El crimen organizado no se fortalece sólo, es claro y evidente que para fortalecerse necesita de la complicidad  y el silencio del mismo sistema de estado y de gobierno, que ha demostrado sus nexos claros.

Se debe analizar la influencia política en las decisiones judiciales porque la forma de esas decisiones, supuestamente técnicas desde lo jurídico, suelen ser políticas. En este país donde la justicia hace mucho tiempo se encuentra politizada, la confianza está en las autoridades de países amigos que han ofrecido colaborar, para que encuentren al culpable material e intelectual, hace mucho tiempo y ante cada asesinato de personajes públicos y de ciudadanos de a pie, no tenemos esperanza en el sistema ecuatoriano. Ecuador me resisto a creer que te hemos perdido! 


Mónica Banegas 

Columnista


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