EN LA LÍNEA DE PARTIDA

por Andrés Reliche

El 13 de junio quedó, momentáneamente, en firme la fotografía de los ocho binomios que participarán en las elecciones anticipadas del 20 de agosto, una vez que el presidente Guillermo Lasso optara por abrir la puerta de emergencia y hacer una salida algo decorosa de su desastrosa aventura presidencial.

Xavier Hervas y Luz Marina Vega (Movimiento RETO), Luisa González y Andrés Arauz (Revolución Ciudadana), Yaku Pérez y Nory Pineda (Unidad Popular/ Partido Socialista / Democracia Sí), Jan Topic y Diana Jácome (PSC / Sociedad Patriótica/ Centro Democrático), Otto Sonnenholzner y Érika Paredes (SUMA / Avanza), Bolívar Armijos y Linda Romero (Movimiento Amigo), Daniel Noboa y Verónica Abad (PID / Mover, antes Alianza País), Fernando Villavicencio y Andrea González (Construye, antes Ruptura) son las candidaturas inscritas.

En este país, en los últimos años, la sucesión de hechos deja poco margen para reflexionar a fondo, y en el caso de las elecciones extraordinarias anticipadas, “herencia” de Guillermo Lasso, no es la excepción.

Me explico: ya no hay planificación, la institucionalidad a nadie le interesa (cortesía de Julio César Trujillo). Vivimos el día a día, al microplacismo (ya ni siquiera al corto plazo), a la buena de Dios.

Tan es así que aun estando caliente el cadáver de la Asamblea Nacional, muerto por el que nadie lloró, y fue sepultado casi inmediatamente, ya el precandidato Fernando Villavicencio estaba adelantando sus recorridos proselitistas y brandeandose como postulante presidencial.

Poco a poco fueron barajándose nombres, algunos de los cuales no se confirmaron como el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas, Leonidas Iza. Hubo otros que marcaron un compás de espera, es el caso de Otto Sonnenholzner.

Y la expectativa estaba dada por quién sería el binomio de la Revolución Ciudadana, la mayor fuerza política del Ecuador en este momento, que se decantó por Luisa González y Andrés Arauz.

En todo caso, la discusión política de los primeros meses del año, que tuvo como protagonistas a la Legislatura y el Ejecutivo dio paso a la incertidumbre electoral. La gran incógnita es si los candidatos están leyendo y asimilando las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos o si veremos en este corto periodo una feria de ofertas demagógicas.

La inseguridad, el desempleo, la crisis económica, la deficiencia de los servicios públicos y básicos, la corrupción, están entre los principales problemas que la gente identifica.

Más allá de la demagogia y los clichés ¿Cuál de los candidatos propone soluciones aterrizadas a estos temas? Los problemas del país no los solucionará un superhéroe, el país no necesita un rambo tropical; tampoco necesita un lobo disfrazado de oveja; ni está buscando a un candidato al que le sobre “cabeza, corazón y huevos”.

Hay que tener mucho cuidado con los candidatos que taimadamente representen una continuidad del desastroso desgobierno de Guillermo Lasso, que pretendan cubrir la serie de fechorías que se han cometido en el régimen saliente o asegurar los negocios que se truncaron con la muerte cruzada.

El Ecuador necesita a alguien que empiece por poner en orden todo el relajo que dejó la Transitocracia, un estadista que logre realmente unir al país, que no ofrezca fórmulas mágicas para acabar con la delincuencia, pero que tenga un plan para controlarla; que proponga una hoja de ruta clara y precisa para institucionalizar las parcelas en las que nos han convertido con el pretexto de descorreizar.

Necesitamos un hombre o una mujer que, para empezar, controle sus propias emociones, sus complejos y sus odios, que no proponga más de lo mismo. Ya estamos hartos de persecuciones y estigmatizaciones.

El Ecuador ya no está para experimentos, para noveleros que se embarcan en una aventura electoral, ni para que alguien sume a su hoja de vida una candidatura presidencial, la crisis por la que atravesamos tiene cuenta regresiva y el tiempo es valioso.

Por eso en esta elección los ecuatorianos debemos despojarnos de nuestros sesgos y elegir correctamente. Es una gran responsabilidad la que tenemos por delante.  


Andrés Reliche 

Columnista y periodista