Oldsplaining

por Gonzalo Albán

Las dificultades para comprender al electorado joven se acrecientan cada vez más, todo esto producto de que los capataces de los partidos políticos, ya avanzados en años, muy reacios a la escucha e inmóviles en la sucesión del poder intentan entre sus ideas obsoletas “entender” lo que es “ser joven”. Es por ello que tratan de encaminar la política a un marco de burdos bailes y “excesos de colores” como si este segmento careciera de criterio, viviera en las nubes o poco le importara la realidad del país, que aqueja a todos cada día.

Que quede claro de una vez: Ser joven no es sinónimo de ser idiota. Las causas, las preocupaciones, las formas de llegar, las formas de receptar la comunicación y de comunicarse pueden ser diferentes porque la evolución tecnológica y de los medios de comunicación ha hecho que esto así sea, pero esto no significa que tengamos a un público “quemimportista”, que no siente el temor de salir de casa y regresar sin teléfono o sin vida. Que siente el dolor de ver a su familia sin oportunidades de empleo y estudio. Que regresa a casa después de algunas entrevistas ansioso de recibir una llamada de “bienvenida”, que siente el calor del transporte público en hora pico para regresar a casa después de clases, que ve como algunos de sus amigos mueren producto de un asalto o de una bala perdida. Que ven indignado en todas sus redes sociales como pasa tanto y el Estado, quien maneja el monopolio de la fuerza, no hace nada por dar seguridad a una sociedad que lo exige. Que tiene aspiraciones, sueños y ganas de superarse. Que pelea por cupos para estudiar, etc.

Hablamos de un público al que todo esto preocupa y al que indigna que en lugar de encontrar soluciones a todos estos problemas que enfrenta, la política se estanque en las pugnas constantes de quien tiene la razón, del anti y el pro, del -ista y el anti-ista, dicotomías absurdas que alejan a una sociedad entera de encontrar soluciones y la llevan a ampliar brechas y problemáticas.

Eduardo Galeano decía que “la nostalgia es buena, pero la esperanza es mejor”, no se puede vivir del pasado, este es un electorado que espera ansioso y con justa razón, mejores días para sí mismos, para sus familias. Que quieren trabajar, emprender en su forma y estilo, pero que necesitan oportunidades para ello. Que quieren seguridad, que quieren mejoras en los sistemas de transporte de capacidad y sostenibilidad, que quieren igualdad, que quieren superarse y estudiar, que quieren paz.

Lo peor que le ha pasado a la política tradicional, es que dependan de un electorado al que no escuchan y al que creen poder interpretar sin conocerlo. El “oldsplaining” que vuelve aún más obsoleta a las organizaciones políticas y que no da lugar a que nuevos liderazgos nazcan.


Gonzalo Albán 

Columnista